jueves, 30 de octubre de 2008

La montaña mágica.Por Francisco González Tejera

A Famara en su viaje por la Tierra.

Cuando vamos a esa montaña y la recorremos percibimos el brillo del cielo, las inmensas vistas, los barrios pequeñitos dispersados como en un mapa imaginario: Piletas, La Suerte, Tenoya, Los Giles, San Lorenzo, Tamaraceite y carreteras como canales transitados por hormigas en forma de coches y guaguas desesperadas por llegar a alguna parte. Desde esa paz y en medio de cuentos de hadas y gnomos recorro con mi hija esa montaña mágica y perdida, que casi nadie conoce, pero que si han destruido parcialmente con promociones inmobiliarias acordadas en oscuros despachos, respaldadas por políticos que son incapaces de sentir la pureza de la madre tierra.
Famara y yo buscamos lugares comunes, nos perdemos entre acebuches, tabaibas, guaidiles, inciensos morunos y jugamos a principes azules y ogros buenos, a brujas que un día hechizaron todo un castillo hasta el día glorioso de la liberación en forma de un gesto de amor, un beso que puede hacer volar todo mal entre los nubarrones de cualquier tarde de verano. Recorremos esa querida montaña de mi infancia, sentimos el alicio en nuestro rostro y observamos las aves que no renuncian a seguir siendo libres entre flores, olores y restos de un pasado aborigen, de un pueblo conquistado y adoctrinado por la espada y por la cruz.
Por eso en los Altos de San Gregorio queda .....
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